o Sobrepasar la extensión recomendada de una o dos páginas. o Utilizar papel de mala calidad, de colores llamativos o formato no estándar. o Descuidar la calidad de la impresión. o Utilizar un tamaño de fuente demasiado grande o pequeño. El tamaño de fuente no debe ser nunca menor de diez. o Recargar la presentación con negritas, subrayados, cursivas y diferentes colores. o Utilizar un lenguaje altisonante e inadecuado. o Usar, inadecuadamente, términos técnicos. o Utilizar giros idiomáticos o una deficiente redacción ortográfica y sintáctica. o Redactar de manera fantasiosa y pretenciosa. o No determinar objetivos ocupacionales, el puesto deseado, ni sumen de antecedentes laborales. o Estructurar tu currículum de manera descompensada. o Incluir información irrelevante, superflua u obsoleta. o Adjuntar certificados académicos o profesionales, apéndices y anexos que no procedan. o Proporcionar datos imprecisos o inexactos. o Omitir información crítica y clave. o Adjuntar fotocopias en mal estado. o Describir funciones, tareas, y responsabilidades pero no logros, realizaciones y éxitos. o No adjuntar la carta de presentación.